El Cielo en el Dharma, El Infierno en el Karma
Desde hace algún tiempo suena dentro mi Soundtrack Subliminal una canción cuya letra arroja la siguiente frase: perdí el amor del cielo sobre mí / elegí la lujuria de la tierra sobre la que me encuentro...
Dejando a un lado el sentido religioso de la letra, actualmente no permito que, desde hace cerca de un mes, se me olvide qué tan fácil se pierde la tranquilidad emocional por la estabilidad física... y es que los muros de idealismo y orgullo que a través de años y años de autoformación nos construímos, pueden soportar embates de terceros, pero suelen derribarse demasiado fácil cuando tú mísmo traicionas los cimientos de tus murallas...
Y es que caer en los vicios del mundo que te rodea, de ese mismo mundo que has jurado abandonar a la primera oportunidad, del que juraste no dejar infectar tus principios, suele ser un golpe del que, seguramente te levantarás, pero tendrás que seguir tu camino cojeando.
Como sicario con la gracia y facilidad de retorcer el camino propio y de extraños... con aptitudes para flotar sobre el lodo que yo mismo he de crear. Podría ser el principio de una vida productiva y una existencia miserable. Tal vez estoy en el camino de la comodidad, en un sendero que podría conducirme a las puertas de una vida reluciente, pero jamás iluminada.
Y tal vez el hacer que tu camino sea recorrido más lentamente debido a las heridas pueda ser válido para aquél que se encuentra seducido por la vanalidad de la superficie plástica de este mundo dominado por los otros. Pero el que tu dharma sea placentero no garantiza el equilibrio; y el que ese dharma sea excesivo no es prueba de que merezcas algo mejor tras el momento en que dejas de respirar.
A veces el camino correcto para un vida que valga la pena es el que te hace saltar a las montañas y rodear los llanos de la corrupción.
Es tán facil confundir la tranquilidad, la estabilidad, la apatía y la felicidad, que probablemente los que presumen de lo último jamás sabrán ni han sabido de lo que están hablando...
Mientras que yo simplemente no sé ubicar mi lugar en el sendero retorcida que sigo dentro de todo el caos que actualmente me rodea y sigo alimentando... acciones que aún desconozco hasta qué punto me han manchado indeleblemente mi propia dignidad...
Dejando a un lado el sentido religioso de la letra, actualmente no permito que, desde hace cerca de un mes, se me olvide qué tan fácil se pierde la tranquilidad emocional por la estabilidad física... y es que los muros de idealismo y orgullo que a través de años y años de autoformación nos construímos, pueden soportar embates de terceros, pero suelen derribarse demasiado fácil cuando tú mísmo traicionas los cimientos de tus murallas...
Y es que caer en los vicios del mundo que te rodea, de ese mismo mundo que has jurado abandonar a la primera oportunidad, del que juraste no dejar infectar tus principios, suele ser un golpe del que, seguramente te levantarás, pero tendrás que seguir tu camino cojeando.
Como sicario con la gracia y facilidad de retorcer el camino propio y de extraños... con aptitudes para flotar sobre el lodo que yo mismo he de crear. Podría ser el principio de una vida productiva y una existencia miserable. Tal vez estoy en el camino de la comodidad, en un sendero que podría conducirme a las puertas de una vida reluciente, pero jamás iluminada.
Y tal vez el hacer que tu camino sea recorrido más lentamente debido a las heridas pueda ser válido para aquél que se encuentra seducido por la vanalidad de la superficie plástica de este mundo dominado por los otros. Pero el que tu dharma sea placentero no garantiza el equilibrio; y el que ese dharma sea excesivo no es prueba de que merezcas algo mejor tras el momento en que dejas de respirar.
A veces el camino correcto para un vida que valga la pena es el que te hace saltar a las montañas y rodear los llanos de la corrupción.
Es tán facil confundir la tranquilidad, la estabilidad, la apatía y la felicidad, que probablemente los que presumen de lo último jamás sabrán ni han sabido de lo que están hablando...
Mientras que yo simplemente no sé ubicar mi lugar en el sendero retorcida que sigo dentro de todo el caos que actualmente me rodea y sigo alimentando... acciones que aún desconozco hasta qué punto me han manchado indeleblemente mi propia dignidad...