"La música puede salvar vidas"

( nada más que agregar: )


■ El premio de las Artes catapultará aún más a las orquestas de ese proyecto


Confieren el Príncipe de Asturias al sistema musical bolivariano de Venezuela


■ El proyecto de Abreu “combina la máxima calidad artística y una profunda convicción ética” para superar la marginación, pondera el jurado

■ El director Gustavo Dudamel celebra el galardón

Armando G. Tejeda (Corresponsal)


Madrid, 21 de mayo. El jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes decidió galardonar este año al Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, proyecto musical de amplio calado social y humanitario que nació hace 30 años de la mano del maestro José Antonio Abreu, y que desde 1996 se ha convertido en prioritario para el gobierno del país sudamericano.

Éste es el primer reconocimiento internacional de relevancia que recibe este sistema público de promoción de la música, si bien algunas de sus 250 orquestas, como la Juvenil Simón Bolívar, han recorrido varios escenarios en el mundo.

Quizá uno de los “productos” más acabados de ese sistema bolivariano sea la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, que bajo la batuta del joven director Gustavo Dudamel ha recorrido el mundo, incluido México, con un doble mensaje: el musical, con una ejecución artística impecable y un repertorio similar al de las grandes orquestas del orbe, y el otro, de carácter social, que la música también puede servir para superar la pobreza y la delincuencia entre niños y jóvenes.

Dignidad y valor educativo

El acta del jurado del Premio Príncipe de Asturias justifica la elección del sistema musical bolivariano “por haber combinado, en un mismo proyecto, la máxima calidad artística y una profunda convicción ética aplicada a la mejora de la realidad social”.

Ese argumento se explica mejor en cifras: desde que en 1975 el visionario Abreu se empeñó en llevar la música a los pobres de Caracas, centenares de miles de personas se han beneficiado de este sistema musical, que hoy tiene cobertura para 400 mil niños y jóvenes, de dos a 25 años.

Venezuela, con una población de 27 millones de habitantes, tiene alrededor de 250 orquestas, cifra significativa en el contexto de América Latina.

A partir de 1996, el sistema musical galardonado adquirió carácter prioritario para el Estado venezolano, en parte gracias al impulso del gobierno del presidente Hugo Chávez, lo que le permitió diversificar actividades y propuestas.

Además de las clases de música, incluye la impartición de talleres para niños y jóvenes para construir y reparar instrumentos, además de programas especiales para personas con discapacidades o dificultades de aprendizaje.

Un ejemplo es el Coro de Manos Blancas, compuesto por niños con sordera.

Otra característica de ese sistema, que lo convierte en caso único en el mundo, es que el funcionamiento de las orquestas promueve el contacto directo con asociaciones de vecinos y padres, así como con los ayuntamientos, para facilitar el primer encuentro del niño o el joven con un instrumento musical hasta el punto de transformar la música clásica en popular, algo insólito en Latinoamérica.

Por eso el jurado del Premio Príncipe de Asturias consignó en el acta que “en colaboración con primeras figuras de alcance universal, el sistema creado por el maestro Abreu ha formado directores e intérpretes del más alto nivel, a partir de una confianza audaz” en el valor educativo de la música para la dignidad del ser humano”, pues uno de los pilares de este sistema musical, que hasta la fecha no se ha exportado a ningún otro país de la región con iguales o peores índices de pobreza –como México y Brasil– es precisamente la de generar “confianza” y “dignidad” entre los estratos más pobres.

Hace unos días, el jueves 15 de mayo, José Antonio Abreu se convirtió en el primer latinoamericano en ingresar a la prestigiada Royal Philarmonic Society de Londres.

Este sistema público ha suscitado gran interés en el mundo, sobre todo en países de profunda tradición musical, como Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Francia, donde el paso de las orquestas venezolanas se ha recibido como uno de los acontecimientos del año. Eso explica también que figuras como Daniel Barenboim, sir Simon Rattle y Claudio Abbado, entre otros, hayan decidido colaborar y apoyar el proyecto.

Gigantesco estímulo

El sistema sonoro venezolano tiene en el músico y director de la Filarmónica de Los Ángeles, Gustavo Dudamel, un motivo de orgullo y referencia, pues éste se formó y desarrolló gracias al proyecto de Abreu, a quien considera “maestro y padre”.

Por ello, una de las voces más acreditadas para celebrar la concesión del galardón es el propio Dudamel, quien señaló que el reconocimiento “supone un gigantesco estímulo para seguir luchando, pues para el sistema es un indescriptible honor recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008, ya que es fruto del ideal de un hombre de infinita alma, como el maestro Abreu, quien hizo realidad este sueño palpable en el que la música puede salvar vidas rescatando las ilusiones de centenares de miles de niños y jóvenes que hoy pertenecen a esta hermosa iniciativa”.

Mientras, Barenboim, quien recibió en el pasado el mismo reconocimiento, señaló sobre el sistema venezolano que es “un gran acierto, porque este proyecto demuestra como pocos el carácter existencial de la música, que más que una profesión es una forma de vida”.

Impresionante labor

A su vez la mezzosoprano española Teresa Berganza manifestó que la elección de este año le “ha producido una gran alegría, ya que esa labor es única en el mundo. Por tanto, es un premio muy merecido y me gustaría comunicarles, desde lo más profundo de mi alma, que estoy a su disposición. Están haciendo una labor impresionante con muy pocos medios”.

El fallo del premio supone catapultar todavía más el sistema musical venezolano a escala internacional, ya que además fue elegido entre más de 30 candidaturas, entre las que figuraban músicos como Leonard Cohen y Ennio Morricone, el cocinero Ferran Adriá, el dramaturgo Peter Brook, la violinista Anne-Sophie Mutter, los cineastas Emir Kusturica y Víctor Erice, el Circo del Sol, el Misterio de Elche, Les Luthiers y el pintor Fernando Botero.

Asimismo, por el galardón competían instituciones como la Scala de Milán, el Teatro Bolshoi y el Palau de la Música de Barcelona.


(tomado del Periódico La jornada, 22 de mayo de 2008)