Los Enemigos de Dios
He de confesarlo: soy un hereje.
La acepción directa de dicha palabra nos remontaría a álguien que "duda y se cuestiona" acerca de las acciones divinas. No creo que me lleguen a ver de rodillas dentro de una iglesia, pero tampoco creo que me vean quemándola. Dios (o lo que sea) y yo (o lo que sea) tenemos una extraña relación: yo no me meto con él y él no se mete conmigo. Es una relación mucho más sana que la de muchos otros.
Y a pesar de esa distancia, dicen que soy un enemigo de Dios...
Enemigo como lo es todo aquel que un maldito día se dijo a sí mismo: "¿En serio?" "¿Será cierto?" "¿Pero entonces, por qué...? Formo parte de esos Enemigos, porque decidimos que nuestras rodillas dejarían de ser parte del suelo y nuestra mirada no debería seguir clavada hacia abajo; porque Dios será un Dios, pero Humanos somos todos los demás y el miedo nunca ha sido la forma de engendrar amor, No importa que, dos mil años después, sus representantes terrenales sigan creyéndo en este método y ejerciendo dominio sobre nuestras mentes hasta el dia de hoy.
Soy un Enemigo de Dios porque hubo algo extraño y lo noté. Porque a pesar de todo el miedo que aún pueda tener mi persona en algunos otros aspectos, éste ha desaparecido en muchos otros. Soy yo, un Enemigo más de Dios, que se parte la madre en su trabajo, en la escuela, en la vida, en su actuar diario; y que no creo en la buenaventura de aquellos que quieren que bese sus manos y llene mis labios del lodo que éstas tienen y se desviven por esconder.
Somos Enemigos productivos, Enemigos que piensan y que, como mayor afrenta al mundo institucional de la religión, creemos que hay espreranza de algo mejor.
Estigmatizados, perseguidos a distintos niveles y en diversas maneras, han decidido que somos un peligro para esta sociedad y los millares de hogares guadalupanos, porque hemos visto sus cúpulas de luz y nos hemos dado cuenta que sólo son reflectores que ciegan a sus pueblos.
Y del otro lado, ahí están sus defensores: desquiciados, secuestradores, cínicos, inconscientes de su propia realidad, sin el menor respeto por la vida y condición humana, descarados, hipócritas, predicadores huecos incapaces de seguir sus propias palabras, defensores de ideales contradictorios, fanáticos con las agallas de poner en peligro la vida humana con tal de propagar sus acciones enajenantes y de beneficio propio, manchando la imagen de dios para limpiar las propias.
Y debo dejar bien claro: NO hablo de aviones, latas o metros...
Este pueblo ha perdido la fe. Les fue arrebatada por gente que no usa latas de jugo ni pistolas de 6 tiros. Sino por entes enfermos de poder y cegados de vanidad para ver su realidad.
Los sueños de un mundo mejor han sido pulverizados por aquellos que nos tachan de Enemigos.
Pero ¿Quién puede culpar a toda esta gente? A todos aquellos que no saben cómo llegarán ellos y sus familias al siguiente día porque no tienen un peso en la bolsa? ¿Y quién puede culpar a los otros dos fanáticos? ¿Quién con un dogma tan cerrado y arraigado no pensaría que el haber dejado el control y futuro del país en las manos de semejantes arpías dantescas no es un castigo divino?
¿Qué será de todos: amigos, indiferentes y enemigos de Dios, que el descarado y salvaje actuar de aquellos en el poder nos ha quitado incluso el sentimiento de fe en lo que vemos? Nos han quitado la capacidad de dudar, de creer en los que nos dicen a través de sus monos mediáticos, nos han arrebatado la necesidad de repetirnos "es un hecho aislado, es un hecho aislado"... nos han dejado sin el sentir de creer que es real y no montajes que nos dan circo a falta de pan y que malévolamente usan de pretexto lo más sagrado (y tal vez la última esperanza) del pueblo, como es su fé en algo divino?
¿Quién está más desquiciado? ¿Aquél que carga una pistola y le quita la vida a dos personas en el metro, o aquél que desata guerras sin sentido contra mafias infiltradas que dejan miles de muertos?
¿Quién está más ciego? A) el que crea un montaje y cortina de humo B) el que no ve su incapacidad de gobernar C) el que se traga todo el teatro
Entonces ¿Quíen es el Enemigo de Dios? ¿Aquél que le cuestiona o aquél que usa su nombre para aplastar a todo un pueblo en justificación de poder?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿El que no lo visita cada domingo, o el que sataniza y persigue mediaticamernte a los que han abierto los ojos a la distopía que los poderosos han creado?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿Quién critica el fanatismo? ¿O el que convierte en cortinas de humo las creencias de la gente y achaca todos los problemas sociales al alejamiento de la iglesa?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿Yo que lo cuestiono? ¿O ellos, que su lujuria de poder confirmará la ciclicicad de la Historia de este país cada 100 años?
Ellos son los Enemigos de Dios: los que causan mayor daño en su nombre que aquellos que lo reniegan...
La acepción directa de dicha palabra nos remontaría a álguien que "duda y se cuestiona" acerca de las acciones divinas. No creo que me lleguen a ver de rodillas dentro de una iglesia, pero tampoco creo que me vean quemándola. Dios (o lo que sea) y yo (o lo que sea) tenemos una extraña relación: yo no me meto con él y él no se mete conmigo. Es una relación mucho más sana que la de muchos otros.
Y a pesar de esa distancia, dicen que soy un enemigo de Dios...
Enemigo como lo es todo aquel que un maldito día se dijo a sí mismo: "¿En serio?" "¿Será cierto?" "¿Pero entonces, por qué...? Formo parte de esos Enemigos, porque decidimos que nuestras rodillas dejarían de ser parte del suelo y nuestra mirada no debería seguir clavada hacia abajo; porque Dios será un Dios, pero Humanos somos todos los demás y el miedo nunca ha sido la forma de engendrar amor, No importa que, dos mil años después, sus representantes terrenales sigan creyéndo en este método y ejerciendo dominio sobre nuestras mentes hasta el dia de hoy.
Soy un Enemigo de Dios porque hubo algo extraño y lo noté. Porque a pesar de todo el miedo que aún pueda tener mi persona en algunos otros aspectos, éste ha desaparecido en muchos otros. Soy yo, un Enemigo más de Dios, que se parte la madre en su trabajo, en la escuela, en la vida, en su actuar diario; y que no creo en la buenaventura de aquellos que quieren que bese sus manos y llene mis labios del lodo que éstas tienen y se desviven por esconder.
Somos Enemigos productivos, Enemigos que piensan y que, como mayor afrenta al mundo institucional de la religión, creemos que hay espreranza de algo mejor.
Estigmatizados, perseguidos a distintos niveles y en diversas maneras, han decidido que somos un peligro para esta sociedad y los millares de hogares guadalupanos, porque hemos visto sus cúpulas de luz y nos hemos dado cuenta que sólo son reflectores que ciegan a sus pueblos.
Y del otro lado, ahí están sus defensores: desquiciados, secuestradores, cínicos, inconscientes de su propia realidad, sin el menor respeto por la vida y condición humana, descarados, hipócritas, predicadores huecos incapaces de seguir sus propias palabras, defensores de ideales contradictorios, fanáticos con las agallas de poner en peligro la vida humana con tal de propagar sus acciones enajenantes y de beneficio propio, manchando la imagen de dios para limpiar las propias.
Y debo dejar bien claro: NO hablo de aviones, latas o metros...
Este pueblo ha perdido la fe. Les fue arrebatada por gente que no usa latas de jugo ni pistolas de 6 tiros. Sino por entes enfermos de poder y cegados de vanidad para ver su realidad.
Los sueños de un mundo mejor han sido pulverizados por aquellos que nos tachan de Enemigos.
Pero ¿Quién puede culpar a toda esta gente? A todos aquellos que no saben cómo llegarán ellos y sus familias al siguiente día porque no tienen un peso en la bolsa? ¿Y quién puede culpar a los otros dos fanáticos? ¿Quién con un dogma tan cerrado y arraigado no pensaría que el haber dejado el control y futuro del país en las manos de semejantes arpías dantescas no es un castigo divino?
¿Qué será de todos: amigos, indiferentes y enemigos de Dios, que el descarado y salvaje actuar de aquellos en el poder nos ha quitado incluso el sentimiento de fe en lo que vemos? Nos han quitado la capacidad de dudar, de creer en los que nos dicen a través de sus monos mediáticos, nos han arrebatado la necesidad de repetirnos "es un hecho aislado, es un hecho aislado"... nos han dejado sin el sentir de creer que es real y no montajes que nos dan circo a falta de pan y que malévolamente usan de pretexto lo más sagrado (y tal vez la última esperanza) del pueblo, como es su fé en algo divino?
¿Quién está más desquiciado? ¿Aquél que carga una pistola y le quita la vida a dos personas en el metro, o aquél que desata guerras sin sentido contra mafias infiltradas que dejan miles de muertos?
¿Quién está más ciego? A) el que crea un montaje y cortina de humo B) el que no ve su incapacidad de gobernar C) el que se traga todo el teatro
Entonces ¿Quíen es el Enemigo de Dios? ¿Aquél que le cuestiona o aquél que usa su nombre para aplastar a todo un pueblo en justificación de poder?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿El que no lo visita cada domingo, o el que sataniza y persigue mediaticamernte a los que han abierto los ojos a la distopía que los poderosos han creado?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿Quién critica el fanatismo? ¿O el que convierte en cortinas de humo las creencias de la gente y achaca todos los problemas sociales al alejamiento de la iglesa?
¿Quién es el Enemigo de Dios? ¿Yo que lo cuestiono? ¿O ellos, que su lujuria de poder confirmará la ciclicicad de la Historia de este país cada 100 años?
Ellos son los Enemigos de Dios: los que causan mayor daño en su nombre que aquellos que lo reniegan...