El Equilibrista (parte 9: La Teoría del Fénix)
Mmm... encontrar las ganas de hacer esta entrada me ha costado más de lo que pensaba. No es fácil plasmar todo lo que traes adentro después de aquel martes negro (creo que al país se le dá ese día para manchar su histortia con actos deshonrosos y que, si uno lo mira desde lejos causaría hilaridad) en que el México cayó...
Justo en ese momento pensé en mandar al carajo la demagogia del reportaje que realizaba en mis horas laborales, abrir este espacio y simplemente escupir en sus paredes de fuego inhabilitadas y sus lienzos de formato de texto toda mi rabia: rabia contra aquellos que nos vieron la cara, aquellos que en el más absurdo de los escenarios determinaron que todo daba asco, pero que aun así México tendría que abrir la boca y tragárselo... rabia contra aquellos que respiraban tranquilos, como convictos de violación recién llegados a una cárcel, aliviados porque la salvaje humillación en su contra perpetrada durante todo el proceso de las regaderas había terminado... rabia contra los monosabios y minosilábicos que no son capaces de escribir su nombre sin faltas de ortografía y se sienten dignos de debatir sobre la coyuntura mexicana.. rabia al pensar en aquellos que sí lucharon para impedir la burla...
Pero principalmente, rabia contra mí mísmo, por no tener los recursos, la capacidad, el poder, y tal vez las agallas, para hacer algo más que bastardear la red con mis textos sin repercusiones...
Rabia, al pensar en aquellos que tienen razones para realmente tener rabia, en aquellos que de una forma u otra han luchado para hacer de lugar en que vivimos algo mejor, en aquellos que han soportado el desprecio de los agachados, aquellos que han tenido que contener su furia contra los cromagnones que no cesan sus burlas contra acciones que ellos son incapaces de tomar por miedo a perder un caparazón donde esconderse cuando la revolución los alcance...
Porque al final, son aquellos los que en verdad sufren el dolor de la legalidad impuesta por los siete en-anos jurídicos, son ellos los que saben que la oscuridad llegará, los que tenían fe en que todo cambiaría, los que no han dejado de luchar, los que estan cansados de ser oprimidos y los que están dispuestos a lo que sea con tal de no permitir que el país deje de ser de 105 millones para ser parte de la colección privada de unos cuantos... ésos que en su dolor ocupan las gráficas de periódicos eunucos que alimentan la sed de circo de las hordas rastreras en que se han convertido los que quieren vivir en paz y de los cerdos que los dominan.
Es por los que piensan en que sólo se está bien si estamos bien todas y todos, por los que mi dolor y mi rabia no son nada...
Al final, yo sólo soy un equilibrista. Creo que el balance encuentra y alcanza a cualquier ser(do) humano. Por eso no me sorprende ver a un hombre pequeño, tan pequeño, huyendo de la gente que lucha por un país grande, tan grande. Ese pequeño que en su patética mente piensa que puede gobernar los próximos seis años... por eso no me preocupa ver a un hombre estupido, tan estupido huyendo de la gente de la cual se burló con sueños de nuevos países por seis años. Por eso no me sorprende ver una nación acuartelada por las ya decenas de cuerpos acéfalos que siguen apareciendo y que parecen ser una sátira representativa del poder y la legalidad presente y futura del país.
Aún falta historia por escribirse en este proceso, en este país. Sin embargo yo ya rescato algo personal de todo esto: he dejado de ser el mismo. Ya no pienso igual que cuando todo inició. Ya no creo que los Medios son Dios, aunque creo que si son monarcas de los destinos de muchos. Ya no creo que la gente es estupida en su totalidad... aunque creo que este creciente grupo social sigue siendo la mitad más uno. Me doy cuenta de que los analfabetas funcionales, funciornarios, crónico degenerativos existentes, rebasan sus características por mucho más de lo que yo imaginaba. Me doy cuenta de que el pueblo en paz no está formado por monos cilindreros, sino por tortugas miedosas, y que aquellos a medio evolucionar son las marionetas en el poder, tras los intereses de los cerdos corportativos (de ahí el término zoociedad). Y lo más importante: me doy cuenta de que si existen motivos para vivir, pues muchos seres estan dispuestos a morir por ellos.
Al final, mi misantrópico alter ego (que se niega desaparecer) sonríe: sabe que si el camino a seguir debe ser guiado por las cucarachas ultraderechistas, es porque hemos de vernos con la mierda hasta el cuello para que, entonces sí, TOD@S en este país despertemos y no volvamos a ver rebajada nuestra dignidad como nación.
Por eso me maravilla la ciclicidad de la historia, por eso sé que no puede haber cambios a la mitad, por eso creo que la civilidad no funciona en casos como éste, por eso sé que un gobierno extremo, que es un problema extremo, sólo puede solucionarse con medidas extremas.
Por eso me sostengo a la Teoría del Fénix: Todo ha de ser reducido a cenizas... sólo de las cenizas se puede renacer...
y este país ha de renacer, debe renacer.
México volverá a la vida...
Justo en ese momento pensé en mandar al carajo la demagogia del reportaje que realizaba en mis horas laborales, abrir este espacio y simplemente escupir en sus paredes de fuego inhabilitadas y sus lienzos de formato de texto toda mi rabia: rabia contra aquellos que nos vieron la cara, aquellos que en el más absurdo de los escenarios determinaron que todo daba asco, pero que aun así México tendría que abrir la boca y tragárselo... rabia contra aquellos que respiraban tranquilos, como convictos de violación recién llegados a una cárcel, aliviados porque la salvaje humillación en su contra perpetrada durante todo el proceso de las regaderas había terminado... rabia contra los monosabios y minosilábicos que no son capaces de escribir su nombre sin faltas de ortografía y se sienten dignos de debatir sobre la coyuntura mexicana.. rabia al pensar en aquellos que sí lucharon para impedir la burla...
Pero principalmente, rabia contra mí mísmo, por no tener los recursos, la capacidad, el poder, y tal vez las agallas, para hacer algo más que bastardear la red con mis textos sin repercusiones...
Rabia, al pensar en aquellos que tienen razones para realmente tener rabia, en aquellos que de una forma u otra han luchado para hacer de lugar en que vivimos algo mejor, en aquellos que han soportado el desprecio de los agachados, aquellos que han tenido que contener su furia contra los cromagnones que no cesan sus burlas contra acciones que ellos son incapaces de tomar por miedo a perder un caparazón donde esconderse cuando la revolución los alcance...
Porque al final, son aquellos los que en verdad sufren el dolor de la legalidad impuesta por los siete en-anos jurídicos, son ellos los que saben que la oscuridad llegará, los que tenían fe en que todo cambiaría, los que no han dejado de luchar, los que estan cansados de ser oprimidos y los que están dispuestos a lo que sea con tal de no permitir que el país deje de ser de 105 millones para ser parte de la colección privada de unos cuantos... ésos que en su dolor ocupan las gráficas de periódicos eunucos que alimentan la sed de circo de las hordas rastreras en que se han convertido los que quieren vivir en paz y de los cerdos que los dominan.
Es por los que piensan en que sólo se está bien si estamos bien todas y todos, por los que mi dolor y mi rabia no son nada...
Al final, yo sólo soy un equilibrista. Creo que el balance encuentra y alcanza a cualquier ser(do) humano. Por eso no me sorprende ver a un hombre pequeño, tan pequeño, huyendo de la gente que lucha por un país grande, tan grande. Ese pequeño que en su patética mente piensa que puede gobernar los próximos seis años... por eso no me preocupa ver a un hombre estupido, tan estupido huyendo de la gente de la cual se burló con sueños de nuevos países por seis años. Por eso no me sorprende ver una nación acuartelada por las ya decenas de cuerpos acéfalos que siguen apareciendo y que parecen ser una sátira representativa del poder y la legalidad presente y futura del país.
Aún falta historia por escribirse en este proceso, en este país. Sin embargo yo ya rescato algo personal de todo esto: he dejado de ser el mismo. Ya no pienso igual que cuando todo inició. Ya no creo que los Medios son Dios, aunque creo que si son monarcas de los destinos de muchos. Ya no creo que la gente es estupida en su totalidad... aunque creo que este creciente grupo social sigue siendo la mitad más uno. Me doy cuenta de que los analfabetas funcionales, funciornarios, crónico degenerativos existentes, rebasan sus características por mucho más de lo que yo imaginaba. Me doy cuenta de que el pueblo en paz no está formado por monos cilindreros, sino por tortugas miedosas, y que aquellos a medio evolucionar son las marionetas en el poder, tras los intereses de los cerdos corportativos (de ahí el término zoociedad). Y lo más importante: me doy cuenta de que si existen motivos para vivir, pues muchos seres estan dispuestos a morir por ellos.
Al final, mi misantrópico alter ego (que se niega desaparecer) sonríe: sabe que si el camino a seguir debe ser guiado por las cucarachas ultraderechistas, es porque hemos de vernos con la mierda hasta el cuello para que, entonces sí, TOD@S en este país despertemos y no volvamos a ver rebajada nuestra dignidad como nación.
Por eso me maravilla la ciclicidad de la historia, por eso sé que no puede haber cambios a la mitad, por eso creo que la civilidad no funciona en casos como éste, por eso sé que un gobierno extremo, que es un problema extremo, sólo puede solucionarse con medidas extremas.
Por eso me sostengo a la Teoría del Fénix: Todo ha de ser reducido a cenizas... sólo de las cenizas se puede renacer...
y este país ha de renacer, debe renacer.
México volverá a la vida...