El Zig Zag del Camino Yin Yan
El tiempo es mi obsesión... los momentos para aprovecharle son nulos, aquellos que se obtienen, son vagos...
Mucho ha pasado en pocos días en la intrascendencia de una vida como la mía (¿...o la tuya?) y el reflejo actual de mis watts de iluminación interna, no necesariamente corresponde con cada una de las publicaciónes que se vendrán, ¡aun cuando mi objetivo en estos próximos días será emparejarme con el trauma nuestro de cada día!
¿Por qué hacer esta aclaración? porque en este juego bizarro que todos jugamos hasta el hartazgo, cada día parece suceder algo que cambia el camino que seguimos... de ahí que el dharma parezca carretera sobre montaña de tanta pinche curva (¡carretera al Real, para l@s locales!).
De plano, el levantarnos cada nuevo día con un humor diferente no ayuda en nada, pero tampoco podemos caer en el egocentrismo absoluto de pensar que el mundo tiene como único motivo de existencia el alegrarnos o jodernos la ídem...
Y no, no es que los extremos sean el motor de mi senda respiratoria, pero estos días pasados que me alejaron del psicólogo en línea en que se ha convertido esta esquinita global (¡juró que no soy el único!) estuvieron llenos de contrastes que, llegaron al punto de resultar irónicos y retorcidos (me cae: alguien se ríe allá arriba... y no puedo culparlo).
Valor mis millones de bloger@s (aja): cada día es más facil vivir estos cambios de humor... o al menos se va haciendo callo el alma.
Cada golpe en la frente, madrazo en el camino, putazo en las entrañas o violín al alma tendrá su repercusión, pero está en nosotros que ésta no dure mucho.
Es un sendero lleno de espinas para alcanzar la iluminación. Pero cada gota de sangre y sudor que nos arranquen es un centimetro más de alineación perfecta de tus y mis chacras lacras...
¿No sería mejor caminar derecho? ¡claro!... pero ¿quién les dijo que se puede?
No somos suprahumanos que se eleven sobre las grietas que el camino ha trazado... no somos inmunes a la demoniaca divinidad de un vida con humor negro... por ello, tómenlo con filosofía: si el camino fuera recto, ¿dónde estaría la diversión?
Caminen, y nunca dejen de hacerlo...
Mucho ha pasado en pocos días en la intrascendencia de una vida como la mía (¿...o la tuya?) y el reflejo actual de mis watts de iluminación interna, no necesariamente corresponde con cada una de las publicaciónes que se vendrán, ¡aun cuando mi objetivo en estos próximos días será emparejarme con el trauma nuestro de cada día!
¿Por qué hacer esta aclaración? porque en este juego bizarro que todos jugamos hasta el hartazgo, cada día parece suceder algo que cambia el camino que seguimos... de ahí que el dharma parezca carretera sobre montaña de tanta pinche curva (¡carretera al Real, para l@s locales!).
De plano, el levantarnos cada nuevo día con un humor diferente no ayuda en nada, pero tampoco podemos caer en el egocentrismo absoluto de pensar que el mundo tiene como único motivo de existencia el alegrarnos o jodernos la ídem...
Y no, no es que los extremos sean el motor de mi senda respiratoria, pero estos días pasados que me alejaron del psicólogo en línea en que se ha convertido esta esquinita global (¡juró que no soy el único!) estuvieron llenos de contrastes que, llegaron al punto de resultar irónicos y retorcidos (me cae: alguien se ríe allá arriba... y no puedo culparlo).
Valor mis millones de bloger@s (aja): cada día es más facil vivir estos cambios de humor... o al menos se va haciendo callo el alma.
Cada golpe en la frente, madrazo en el camino, putazo en las entrañas o violín al alma tendrá su repercusión, pero está en nosotros que ésta no dure mucho.
Es un sendero lleno de espinas para alcanzar la iluminación. Pero cada gota de sangre y sudor que nos arranquen es un centimetro más de alineación perfecta de tus y mis chacras lacras...
¿No sería mejor caminar derecho? ¡claro!... pero ¿quién les dijo que se puede?
No somos suprahumanos que se eleven sobre las grietas que el camino ha trazado... no somos inmunes a la demoniaca divinidad de un vida con humor negro... por ello, tómenlo con filosofía: si el camino fuera recto, ¿dónde estaría la diversión?
Caminen, y nunca dejen de hacerlo...